Una de las personas más influyentes del movimiento sindical del siglo XX de nuestro país es, sin duda alguna, Clotario Blest Riffo, quien provenía de una familia con gran prominencia ideológica, los Blest, pero no contaba con los recursos o el alarde de ese apellido… Él fue un gran luchador por la reivindicación de los obreros, comenzando por quien, a su juicio, fue el mayor obrero de todos: Jesucristo, dado que su lucha comenzaba y se centraba en su convicción de representar a Jesús como un hombre y como un obrero. De allí se fundamenta la mayor parte de su filosofía social cristiana.
Desde muy joven, Clotario tuvo un espíritu curioso que fue inspirado por el pensamiento socialcristiano del sacerdote jesuita Fernando Vives Solar, quien fue su profesor y padre espiritual en el Seminario Pontificio de Santiago (donde estudió becado) y le hizo comprender la injusticia social y el deber cristiano de entregar todo a sus semejantes sin esperar nada a cambio. Posteriormente, después de haber estado en los Seminarios de Concepción y La Serena decidió que no tenía vocación religiosa, según sus propias palabras: “Debe haber en mí un rebelde. No acepto fácilmente órdenes con las cuales no estoy de acuerdo”.
En la década los 20, Blest asistió a las charlas y conferencias de quien sería su modelo a seguir en el tema de liderazgo sindical, el dirigente del movimiento obrero en Chile, Luis Emilio Recabarren. Blest también ingresó a un círculo de estudios creado para formar conciencia socialcristiana, organizar sindicatos y luchar por una legislación social justa para la clase trabajadora. Posteriormente, llegó a presidir a la Unión de Centros de la Juventud Católica por el final de la década tras organizar a la juventud obrera de la capital y de provincia.
Durante esa época Blest conoció a su primera y única novia, Teresa Ossandón Guzmán, ambos portaban una convicción de entrega tal que terminaron por acordar separarse para servir plenamente a Cristo. Teresa terminó entregándose al Convento Carmelitas Descalzas, donde murió en 1988, y Blest continuó su lucha por la justicia social, siendo completamente fiel a su amor hasta su muerte.
Luego, trabajó en la Tesorería General de la República, su experiencia laboral más significativa debido a los logros que consiguió estando ahí:
El primero logro fue fundar en 1943 la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), ya que la situación de los empleados fiscales era precaria y por primera vez ellos formaban un sindicato, cuestión que iba contra la ley, pues los empleados públicos no podían asociarse en sindicatos, motivo por el cual Clotario entró en la lista de personas perseguidas por el gobierno durante mucho tiempo y por diversos gobiernos.
El segundo fue el de crear la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en 1953, la cual es considerada “precursora”, por ser la primera asociación sindical que reuniría a todos los trabajadores de la nación.
Ambas agrupaciones se mantienen vigentes gracias a la reputación de Clotario, quien se mantuvo por mucho tiempo independiente de cualquier organización política para justamente no alienar a las instituciones que presidía.Clotario Blest es también famoso por haber sido encarcelado en muchas ocasiones durante su lucha de por vida en pro de los derechos humanos y de los trabajadores en particular, pues encabezó numerosas e históricas huelgas y manifestaciones de trabajadores. Se cuenta que al barbudo de Blest lo encarcelaron más de 20 veces y era tal la percepción de sus encarcelamientos que en el lenguaje popular se acuñó el verbo “Clotear” como sinónimo de que se ha perdido en una misión, permaneciendo así, aún más evidente la influencia de Don Clotario en nuestra sociedad.
Aunque nunca tuvo ambiciones políticas, su espíritu reivindicador y preocupado por el bienestar colectivo lo hizo ser parte de los creadores del Movimiento de Izquierda Revolucionaria en los años 60 y luego, dante los 70 (posterior al golpe militar) creó la Fundación de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, la cual funcionó por mucho tiempo en su propia casa, desde donde acogió a víctimas en su hogar, pidió la libertad de presos políticos y el regreso de exiliados, ayudó a salir del país a perseguidos políticos y escribió cartas a autoridades y organismos no gubernamentales para denunciar las violaciones a los derechos humanos en Chile.
Sus incontables contribuciones en lo social y en pro de los derechos humanos hicieron que en el año 1978 le haya sido concedido el Premio Nobel de la Paz del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) y en 1980 fue nominado por el Parlamento de Alemania Federal.
Su corriente Jesuita hace que al final de sus días, Clotario Blest decida pasar su vejez en su modesta casa de Ricardo Santa Cruz sin más que su famoso mameluco azul y su cordón alrededor de la cintura.
Toda una vida entregada a la lucha por la defensa de los derechos de los más pobres, de los derechos humanos, de la unión de los trabajadores, de la construcción de una iglesia más humana, de la edificación de una nación justa y de una convivencia pacífica. Clotario Blest muere el 31 de mayo de 1990 en la enfermería de la Iglesia de la Recoleta Franciscana, donde pasó de los apoteósicos discursos al silencio de la iglesia donde se terminaría su viaje.
El legado de Blest está sentado no sólo la ANEF y el CUT, de quienes fue el líder indiscutible, sino en las ideas de paz, reivindicación y de lucha social que encarnó durante toda su vida.
“Y la acción y el ejemplo arrastra mucho más que la palabra Libertad, Justicia y Fraternidad. Hacer el bien a todos los que sufren no hacerle el mal a nadie. Sólo atacar a quiénes atacan a los trabajadores ¡No se desalienten nunca! Tendrán que tener a veces pequeñas derrotas, no, ¿si cuántas derrotas no hemos sufrido nosotros? Ahora ya llevo más de diez años en la misma tarea sin resultado alguno, porque aun la podredumbre es mucho más grande que antes. No se desalienten jamás, sigan adelante en esta lucha especialmente en las poblaciones, donde está más, hay más pobreza…”Clotario Blest